17 julio 2009

El regalo de Lorgio

Quizás Lorgio Vaca sabía que me estaba haciendo un gran regalo, pero no lo dijo. La última vez que almorzamos juntos, en la sede de la UNESCO en Paris, me entregó como si nada, a último momento, un DVD que en la tapa anuncia Piraí Vaca – Concierto (2007). Como todos en Bolivia sabemos o deberíamos saber, Piraí es el hijo de Lorgio Vaca, y es un brillante intérprete de guitarra, concertista internacional con una formación clásica muy seria (Cuba, Alemania, etc.) y una dedicación que solamente tienen los que nacen con la certeza de que están destinados a sobresalir en su arte.


Por el título del DVD, pensé que me iba a solazar con las interpretaciones que hace Piraí de los arreglos para guitarra de la Sonata No. 3 de Bach, de canciones populares escocesas y bolivianas, de tangos y otras composiciones. Y así fue, disfruté su versatilidad que le permite pasar de una fuga de Bach a Guadalquivir de Gilberto Rojas, y de El Choclo de Angel Villoldo a Koyunbaba, una composición de Turquía. “Sólo toco la música que me conmueve”, dice Piraí, y se nota.


Lo que no podía suponer era que el DVD encerraba no solamente el placer de la música, sino otros regalos que se fueron abriendo a la manera del Manuscrito encontrado en Zaragoza, a través de un menú que se desdobla generosamente con cada clic que uno hace en el control remoto. Si la música de Concierto dura 65 minutos y ya es un agasajo, qué decir de los 90 minutos de “bonus”, que incluyen dos entrevistas realizadas por Carlos Valverde, agudo inquisidor, una con Piraí (35 minutos) y la otra con Lorgio (12 minutos) que es padre, “brújula y guía” del guitarrista; así como un documental de 26 minutos sobre la obra mural de Lorgio Vaca, realizado en 1989 por Blanca Wiethuchter y Alberto Villalpando, y otro más corto sobre “Cómo se hizo” la producción de Concierto. A lo anterior se suman colecciones de fotografías, recortes de periódicos, y más.


No es solamente la cantidad de material lo que hace de este DVD un regalo, sino su calidad. Para empezar, la producción que se hizo en Diakonia (Santa Cruz), bajo la batuta de Hugo Ara y con un equipo formidable de técnicos (entre ellos Juan Miranda) es una muestra del perfeccionismo de Piraí Vaca, que asumió la dirección porque estaba cansado de ver en la televisión filmaciones de sus conciertos de muy mala calidad. Aquí, en cambio, la imagen, el sonido y la edición son impecables, y no hay nada que haya sido librado al azar.


El descubrimiento es aún mayor al ver la entrevista con Piraí Vaca, quien se revela como un artista de extraordinaria voluntad de superación, con un proyecto de vida claro y ambicioso, pero además un ser humano espiritual dotado de mucha fuerza vital y convicción. Las reflexiones de Piraí sobre su permanente búsqueda para ser una mejor persona -y no solamente un mejor músico- se complementan con la entrevista de Lorgio Vaca (tan versátil en la pintura como Piraí en la guitarra). Este es un indispensable complemento porque el maestro cruceño es también –de tal palo tal astilla- un hombre a la vez sencillo y ambicioso en su arte, profundo, espiritual y generoso como ser humano. Piraí dice en un momento que su mejor universidad en la vida fueron sus padres Ada y Lorgio; no me cabe la menor duda de ello.


Uno toma mayor conciencia de la importancia de este DVD como documento para la memoria del futuro al escuchar a Piraí Vaca sobre lo que vive y siente en ese momento preciso de su vida. Está en un punto de llegada luego de un largo itinerario, y en un punto de partida. Piraí explica que ya no puede hacer nada mejor con sus manos, pues ya no se trata de la técnica solamente, sino del cerebro y de la espiritualidad. Ha decidido recorrer un nuevo camino, en China central, para enriquecerse de cinco mil años de cultura. Su búsqueda es como un horizonte abierto, una apuesta riesgosa en este momento tan alto de su carrera, pero al mismo tiempo una opción para seguir creciendo y para no estancarse en la comodidad de lo que ya sabe y ya domina.


Concierto (2007) y su disco más reciente, Aires Indios (2006) son para Piraí “pasaportes para cerrar una etapa”. Piraí es un nombre que viene del agua, de los caudalosos ríos del oriente; quiere decir pez en guarayo, pequeño pez. Ahora irá nadando corrientes nuevas, que él mismo no sabe donde lo van a llevar en su vida y en su carrera como músico.