24 julio 2009

Hablemos de los sintecho

Parece increíble que ya hayan pasado cuatro años desde que el Movimiento de los Sin Techo organizó en Santa Fé, Argentina, las Jornadas sobre el Derecho de los Pobres a la Información y la Educación, a las que fuimos invitados siete especialistas latinoamericanos de la comunicación: Luis Ramiro Beltrán, Francisco Gutiérrez, Juan Díaz Bordenave, Washington Uranga, Daniel Prieto Castillo, Frank Gerace y Alfonso Gumucio Dagron. Creo que nunca habíamos estado todos juntos en un mismo evento, de modo que desde el principio esta ocasión se presentaba como muy auspiciosa.


Juan Diaz Bordenave, Frank Gerace, Gutierrez, Luciano Zocola, Daniel Prieto Castillo, Washington Uranga, Luis Ramiro Beltrán y Alfonso Gumucio Dagron, en Santa Fé, mayo del 2005.


Quizás deba aclarar que éramos seis invitados con nombre y apellido, y uno cuya identidad se mantuvo en secreto hasta el final, hasta el momento en que llegué con él al Cine Teatro Luz y Fuerza en la calle Junin de Santa Fé, y pude ver en los rostros de Luis Ramiro, Francisco y Juan las expresiones primero de curiosidad y desconcierto, luego de sorpresa y alegría, porque mi invitado sorpresa era nada menos que Frank Gerace, el autor de La comunicación horizontal, recién llegado de Nueva York, a quien ellos no habían visto en unas tres décadas. Fue una jugada memorable que hice con la complicidad de Daniel Prieto Castillo, y que salió a pedir de boca. Creo que ninguno de nosotros olvidará ese momento.


Este encuentro entre nosotros y con los sintecho fue posible por la iniciativa y tesón de un cura extraordinario que tiene Santa Fé, el padre Atilio Rosso, cuyos anteojos de culo de botella no le impiden tener una clara visión estratégica sobre los problemas políticos y sociales de su ciudad. Es el animador desde hace dos décadas del Movimiento de los Sin Techo, conformado por centenares de mujeres con las que pudimos trabajar y dialogar durante el encuentro, lo cual hizo de esa reunión algo muy estimulante y muy diferente de los eventos académicos a los que estamos acostumbrados. El entusiasmo y el compromiso de esas mujeres por el tema del derecho a la comunicación fue una lección para todos nosotros, una de esas lecciones que uno disfruta como alumno.


Junto a Atilio, Luciano Zocola fue el organizador local, y Daniel Prieto Castillo fue quien articuló el programa y convocó a los que participamos. Daniel, además, hizo durante nuestra estadía una serie de entrevistas individuales en video, donde exprimió durante más de una hora a cada uno de nosotros. En retribución o venganza, yo le hice a él la entrevista correspondiente.


Todas esas entrevistas con los ya citados, más un texto de Atilio Rosso sobre “Los excluidos y la sociedad del conocimiento”, y un capítulo titulado “Voces de los sin techo”, se han publicado a fines del 2008 en el libro El derecho de los pobres a la información y la educación, coordinado por Daniel Prieto castillo, y publicado con el sello del Movimiento de los Sin Techo. El libro de 230 páginas es el cuarto de una serie que empezó con “Las palabras y los hechos”, reflexiones de Atilio Rosso sobre “la pobreza, la libertad, la espiritualidad y el coraje”.


Y bueno, ¿se escribe “los sin techo” o “los sintecho”? Ellos mismos lo escriben en dos palabras, como lo haríamos todos, pero hace poco leí que la Fundación del Español Urgente (Fundéu BBVA), patrocinada por la Agencia EFE, recomienda escribir una sola palabra, sin comillas ni cursivas, y lo hace en base a dos respetables diccionarios, el de Manuel Alvar Ezquerra y el de Maria Moliner, que registran la palabra de esa manera. La lógica, nos dice Fundéu, es la misma que la que se aplica a las palabras sinvergüenza, sinrazón o sinfín. Queda en acta.