19 abril 2010

Comunicación e interculturalidad


Pasé la última semana de marzo en Sao Paulo, para participar en el 3er Simposio Internacional de Comunicación y Cultura en América Latina, organizado por CELAAC, invitado por Dennis de Oliveira para participar en el panel sobre medios y culturas alternativas. Mi ponencia, “Interacción cultural y medios alternativos” desarrolló la perspectiva de que los medios participativos y comunitarios son esenciales para la interculturalidad y para el mantenimiento y la expresión de la diversidad cultural. El texto podrá leerse -con un poco de suerte- en la página del evento.

Otras mesas abordaron temas como “Periferia, nuevas prácticas en la producción cultural”, “El papel del Estado y la acción del capital”, y “Patrimonio cultural material e inmaterial: identidad, historia y media ambiente”. Además, tres grupos se reunieron en paralelo para presentar trabajos y dialogar sobre “Globalización y cultura”,  “Industria cultural y políticas culturales” y “Experiencias de medios alternativos en la cultura”. No sólo se habló de cultura, sino que se programaron muestras de pintura, baile, además de las sesiones de cine documental, de ficción y de animación de Televisión America Latina (TAL), que preside el cineasta Orlando Sena.

Emir Sader, eminente sociólogo y analista político brasileño, ofreció en la penumbra (la luz se cortó más de una hora) la conferencia magistral de apertura del evento. Iluminó a la audiencia con una visión optimista de los procesos de integración latinoamericanos en base a nuevas alianzas en las que los gobiernos privilegian el enfoque social sobre el mercantilismo en la relaciones económicas. Sader se expresó con idealismo y bastante romanticismo sobre la situación regional, destacando los cambios políticos en Venezuela, Bolivia y Ecuador aunque sin profundizar en las contradicciones y riesgos de las posturas autoritarias de sus gobernantes.

Lo triste en estos eventos donde la inscripción es gratis, es que de los 400 o 500 participantes que se registran, la mitad ni siquiera retira sus credenciales y las salas rara vez se llenan.

Sin embargo, siempre hay un saldo positivo: los encuentros y reencuentros con colegas y amigos. Volví a ver a José Marques de Melo y a Cicilia Peruzzo en casa de esta última; con ellos suelo coincidir en reuniones y ambos son autores que seleccioné con Thomas Tufte para nuestra Antología de Comunicación para el Cambio Social.

En el simposio conocí también a varios colegas con cuyo trabajo puedo identificarme: Susana Sel que enseña cine en la Universidad de Buenos Aires (UBA), y Ricardo Tena, Director de Investigación del Politécnico Nacional (México).

El Centro de Estudios Latinoamericanos sobre Cultura y Comunicación (CELAAC), que coordinan María Nazareth Ferreira y Dennis de Oliveira (con él compartí una mesa redonda en Fortaleza en 2009), es un núcleo de investigación de la Escuela de Comunicación y Artes (ECA) de la Universidad de Sao Paulo (USP), creado en 1995 para favorecer la integración latinoamericana en los estudios de comunicación y cultura, mediante seminarios, investigaciones, publicaciones y otras actividades académicas y de intercambio.

El simposio tuvo lugar en el Memorial de América Latina, institución emblemática no solamente por los objetivos con los que se creó hace 21 años por iniciativa de Darcy Ribeiro, sino porque el conjunto arquitectónico –que consta de teatro, biblioteca, museo, galerías, salas de reuniones- fue diseñado por Oscar Niemeyer (Oscar Ribeiro de Almeida Niemeyer Soares Filho), el longevo arquitecto brasileño, comunista toda su vida, que cumplió 102 años en diciembre pasado, y que es el autor de obras tan importantes como el conjunto de edificios públicos de la ciudad de Brasilia, el edificio de las Naciones Unidas en New York, o el Museo Niterói de Arte Moderno en Río de Janeiro.

Tengo que decir algo sobre Sao Paulo, una ciudad donde la cultura de mantenimiento parece inexistente. Las calles se caracterizan por el descuido, con aceras rotas, escombros y profusión de basura. No es un placer caminar por el centro histórico de la ciudad, como lo es en otras grandes ciudades de nuestra región. La Plaza de Zé, el ombligo urbano donde se encuentra la catedral del mismo nombre, está invadida por la marginalidad y la suciedad. Abunda la vigilancia policial, lo que no impide que en el área acampen decenas de pordioseros que muestran la cara deprimente de esta gran metrópoli. ¿Y el gobernador Serra quiere ser el próximo presidente de Brasil?