30 marzo 2015

Arte provocador

Olympia, de Edouard Manet
En 1865 Edouard Manet expuso por primera vez “Olympia” en el Salón de París y causó conmoción: una prostituta de lujo, desnuda sobre una cama, se cubre el sexo con una mano sosteniendo una desafiante mirada a quien la observe. La crítica conservadora de la época consideró la obra "vulgar" e "inmoral", pero hoy es una de las obras maestras del impresionismo, un admirable desnudo.  Y qué decir del hermoso cuadro de Courbet, “El origen del mundo” (1866) que muestra un primer plano de un sexo de mujer, abierto y sensual.

Cuatro décadas más tarde, en 1907 Picasso representó en “Les Demoiselles D’Avignon” a cinco prostitutas desnudas, una de ellas con las piernas abiertas, inaugurando nada menos que el cubismo en la pintura contemporánea. La obra provocó la ira de la crítica y del público no solamente porque su tema ofendía sino también la deconstrucción geométrica de las figuras.

Mujeres Creando
A estas obras que en su momento causaron controversia y que luego se convirtieron en grandes hitos en la historia del arte, se suman muchas otras que ejemplifican que el arte está siempre en la avanzada de las transformaciones de la estética y de la cultura en su sentido más amplio. Las vanguardias artísticas suelen enfrentar la resistencia de quienes están demasiado anclados en convenciones religiosas y conservadoras, cuya mirada se caracteriza por un horizonte sin perspectiva, chato y cercano.

Estas reflexiones las hice hace un año cuando María Galindo, de la organización Mujeres Creando, me invitó a participar en una conferencia de prensa donde anunció su participación en la Bienal de Sao Paulo con los videos de “13 horas de rebelión”.  En esa ocasión me pidió que analizara el contexto del arte provocador desde una mirada histórica.

Es una cruel paradoja que el cuerpo humano desnudo ofenda a los puritanos más que las muertes de la guerra que vemos cotidianamente en la prensa o en la televisión, o que las imágenes de niños padeciendo hambre o de mujeres maltratadas. Por ello son tan eficaces las acciones del grupo FEMEN que reclama por los derechos de las mujeres, y realiza actos públicos, desnudos con inscripciones, contra las instituciones religiosas o contra las leyes que discriminan.

En un registro más artístico y sin ánimo de escandalizar, Spencer Tunick suele fotografiar a miles de personas desnudas en lugares públicos emblemáticos y lo hace incluso con el apoyo de las autoridades de ciudades progresistas, aunque para alguna gente sus imágenes sean ofensivas.

Llevado al extremo, el desnudo del cuerpo humano se muestra debajo de la piel en la serie Body Worlds del científico Gunther von Hagens, inventor de la plastinación, quien prepara cadáveres de personas y de animales para mostrar en detalle su anatomía. Cuando comenzó ese trabajo en 1977 fue sujeto de crítica y censura, pero ahora muchos museos especializados exhiben sus trabajos.

La fuente, de Marcel Duchamp
El desnudo fue siempre blanco de críticas, pero con el tiempo otros elementos de ruptura en las expresiones artísticas causaron revuelos similares.  Marcel Duchamp escandalizó a las buenas conciencias cuando en “La fuente” (1917) re-significó un urinario de porcelana. La escultura fue rápidamente rechazada por la exposición de la Sociedad de Artistas Independientes por "indecencia", cuando en realidad se trataba de un golpe magistral de humor negro en contra de la hipocresía burguesa.

En esa misma línea, setenta años después, se inscribe “Piss Christ” (1987) de Andrés Serrano, la fotografía de un pequeño crucifijo de plástico sumergido en un recipiente lleno de orina. Serrano recibió cartas de odio y amenazas de muerte y el 17 de abril 2011 una copia fue destrozada por manifestantes cristianos que juzgaron que la obra era “deplorable, deleznable de vulgaridad".

Si bien hay muchas provocaciones gratuitas que no llegan a trascender como obras de arte en la historia, cumplen un papel inmediato provocando la reflexión y el debate. El artista chino Ai Weiwei se paseó entre 1995 y 2003 por varias ciudades del mundo tomando selfies de su mano con el dedo medio extendido delante de monumentos emblemáticos como la Torre Eiffel en París y la Ciudad Prohibida en Beijín. Tituló lacónicamente su serie: “Estudios de perspectiva”.

David Cerny
En Praga pude recorrer los sitios de las intervenciones en espacios públicos realizadas por el escultor David Cerny, cuya obra provocadora ya está incorporada en el paisaje urbano de esa hermosa ciudad. Una de esas obras, frente al Museo de Kafka, muestra a dos hombres haciendo pis sobre el mapa de la República Checa.

Más refinado y misterioso es Bansky, cuyos grafiti aparecen de la noche a la mañana sin que nadie pueda ver a su autor en acción. Con poesía en los muros desafía las convenciones y las prohibiciones.

Erik Ravelo, de origen cubano, realizó la serie "Los intocables", una "instalación humana" que muestra el abuso de los niños en diferentes situaciones. Cada obra muestra a un niño crucificado en la espalda de un adulto para subrayar su condición de víctimas de la pedofilia, de la guerra, de la prostitución, del tráfico de armas, de la comida chatarra, de la contaminación nuclear y de la violencia callejera. "Los derechos de la infancia deben ser protegidos", escribe Ravelo en su página web.

Los intocables, de Erik Ravelo
A veces se convierte en arte conceptual un acto político circunstancial, como la aparición –meses atrás- de una bandera blanca sobre el Puente de Brooklyn, sin ningún otro mensaje. Inmediatamente se relacionó la bandera con lo que estaba sucediendo en Palestina y en Ucrania, no era necesario decir más. La bandera blanca irritó a los políticos y fue retirada inmediatamente como si se tratara de una gran ofensa. Mientras esa bandera evocaba las injusticias en el mundo, los medios de difusión en Estados Unidos se limitaban a especular sobre cómo se había burlado la seguridad de la ciudad Nueva York.

Recientemente se dio en España otro escándalo a raíz de la obra "No vestida para conquistar", de la escultora austríaca Inés Doujak, que representa a Domitila de Chungara en pose sexual con el rey Juan Carlos de España. La obra incomodó al extremo de que fue retirada de una muestra y causó el despido de tres personas del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, incluso su director, Bartomeu Marí.

El arte subleva, y a veces ofende. Hay obras que pueden o no gustar desde el punto de vista estético, pero se puede reconocer en ellas su carácter provocador que invita a reflexionar. Una idea hipócrita de la moral y de la ética hace que se rechacen las representaciones de escenas de desnudos o las sátiras de la religión pero nadie parece ofenderse por los miles de palestinos asesinados o por la prisión “extraterritorial” de Estados Unidos en territorio cubano.
  
Al final el arte triunfa, la historia lo reivindica. Muchas obras desaparecen, pero otras quedan como testimonio sobre la intolerancia. Todo arte es político, explícitamente como los “Fusilamientos del 3 de mayo” de Goya y los actos de performance de FEMEN o Mujeres Creando, o de manera sugerida como las obras de Duchamp o Bansky.  
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Los malos libros provocan malas costumbres
y las malas costumbres provocan buenos libros.

—René Descartes