11 diciembre 2016

Cumbre secuestrada

Del 15 al 20 de noviembre se realizó en Tiquipaya (Bolivia) la III Cumbre Continental de Comunicación Indígena del Abya Yala. El gobierno boliviano hizo todo lo posible para convertir un proceso auto convocado, independiente y autónomo, en un evento oficialista.

Foro Nacional en Popayán, 2012
Me ha tocado participar en varios momentos de ese proceso que se ha desarrollado a lo largo de muchos años, gracias a las invitaciones que me hicieron los indígenas del Cauca para participar en noviembre del 2012, en Popayán, en el Foro Nacional de Comunicación Indígena, una reunión preparatoria para la cumbre que tuvo lugar en Oaxaca el año 2013.

Los propósitos enunciados por el Consejo regional Indígena del Cauca (CRIC), organizador de ese evento, expresaban entonces: “…reflexionar sobre el sentido de la comunicación indígena, sus formas propias, así como los medios y las tecnologías apropiadas; pensar el papel de la comunicación indígena como eje transversal en los procesos organizativos y en todos los aspectos de la vida comunitaria y colectiva en el territorio; conocer experiencias exitosas de políticas públicas de comunicación e información construidas desde y para los pueblos indígenas del continente Abya Yala.”

Evo Morales inaugura la II Cumbre
En agosto de 2013 tuve otra oportunidad en las Jornadas sobre Comunicación Intercultural y Democracia convocadas por el SERVINDI en Perú. He seguido de cerca y en la distancia y he escrito varias veces sobre ese gran movimiento continental de indígenas auto convocados para debatir procesos de comunicación que han sido fundamentales en la articulación de su palabra y de sus luchas por la democracia, por los derechos humanos y por el territorio.

Pero ahora en Tiquipaya, las organizaciones indígenas pisaron el palito de la trampa tendida por el gobierno boliviano para cooptar el movimiento. Llegaron a Cochabamba sin que los organizadores bolivianos hubieran compartido un programa y cuando finalmente lo obtuvieron impreso el segundo día del evento, notaron que en las mesas de discusión figuraban cinco ministros y viceministros del gobierno boliviano.

La cumbre estuvo copada por funcionarios, desde el presidente Morales, la ministra Marianela Paco, el canciller Choquehuanca y otros que trataron de llevar las prístinas aguas de la comunicación indígena hacia el molino de la burocracia del doble discurso: Pachamama por un lado y por otro filosa hacha contra los recursos naturales, contra los indígenas de tierras bajas y contra los derechos humanos.

El logo del Ministerio de Comunicación en el cartel del evento
Los medios del gobierno del MAS no solamente cubrieron el evento, sino que controlaron todos los canales de información.  El afiche oficial tenía el logo del Ministerio de Comunicación, organismo de propaganda que controló la página web oficial del evento, así como las plataformas de Facebook, Twitter, YouTube y otras. Toda la información sobre la cumbre fue descaradamente controlada por el gobierno, usando además el canal oficial y la agencia gubernamental ABI. 

Frente a la manipulación, las organizaciones indígenas más representativas de América Latina se juntaron en una mesa paralela y emitieron una declaración cuyo título resume su tenor: “La cumbre es de los pueblos, no de los Estados” en la que denuncian “la ausencia de comunicadores y procesos de comunicación autónomos e independientes” y las políticas extractivistas y contrarias a la madre tierra de gobiernos como el ecuatoriano y boliviano.

Marianela Paco
Además, la declaración denuncia hechos vergonzosos como la agresión sexual que sufrieron por parte de un delegado boliviano compañeras indígenas de Ecuador, Colombia, Chile y Guatemala.

La legendaria Confederación de las Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) se sumó a la declaración independiente. Otras organizaciones indígenas coinciden con esas denuncias, como SERVINDI, que habla de una “cumbre secuestrada” por el gobierno boliviano, que suele comportarse como una aplanadora (como lo hace siempre con los ciudadanos bolivianos).

La declaración oficial digitada desde el ministerio de Comunicación de Bolivia incluye frases lamentables como “defenderemos nuestros procesos de cambio y gobiernos progresistas…” confeccionadas a la medida de Bolivia y Ecuador. La instrumentalización política de la cumbre de comunicación indígena no dejó lugar a dudas. 

José Ignacio López Vigil

José Ignacio López Vigil, con todos sus años de solidaridad con el movimiento indígena, escribió en Radialistas Apasionados: “Qué pena que el Estado Plurinacional de Bolivia no haya sabido respetar el espacio autónomo de los pueblos y procesos de comunicación indígena. Qué pena que no sepa distinguir entre los compañeros y compañeras y los llunk’us. Qué pena que toda crítica la interpreten como disidencia y traición a la patria. Que a quien piensa distinto se le considere como vendido a la derecha y agente del imperio. Qué pena que no aprendan de lo que ha pasado en Cuba y en Nicaragua y en Venezuela. Que no entiendan que el culto a la personalidad del líder es un comportamiento colonial y patriarcal. Qué pena que se invoque a la Pachamama para justificar el extractivismo. Qué pena que no recuerden aquella sabia ironía de Galeano: somos poquitos, pero sectarios.”

La pésima organización del evento y el desprecio por los invitados indígenas llegados desde sus países, fue ya comentada por Rafo Puente y nos llena de vergüenza porque  nuestro país era el anfitrión. Esta amarga experiencia marcará sin duda el proceso de los comunicadores indígenas en el futuro. 

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El instrumento básico para la manipulación de la realidad
es la manipulación de las palabras.
Si tu puedes controlar el significado de las palabras
puedes controlar a la gente que utiliza esas palabras.
—Philip Dick


 (Una versión corta de este texto se publicó en Página Siete, el sábado 3 de diciembre 2016)